jueves, 13 de octubre de 2011

Relato Enmarcado: Merodeando por el cementerio

Era una noche lluviosa y oscura en el pueblo de Uzcudum, un pueblo chiquito con pocas casas, una comisaría y una casa municipal.
En una de esas casas vivía la familia Heffner, una familia de ascendencia austríaca. Ésta la comformaban el padre, John Heffner, la madre, Sarah Heffner y su hija, María Heffner, de 9 años.
Eran las 9:05 pm de un jueves, la pequeña María estaba en la cama y no se podía dormir. Le pidió a su padre John si podía contarle un cuento para poder dormir. El padre le dijo que no era el mejor para contar historias pero que lo intentaría.
" Había una vez -comenzó el padre- una chica llamda Betty. Betty era una chica muy buena, muy estudiosa, respetuosa y amable. Sus padres estaban orgullosos de ella, no porque era inteligente, sino por lo buena persona que era.
-¿Tenía alguna mascota?-preguntó María
-¡Si!- contestó el papá - Tenía un perro chihuahua llamado Bobby, de un color marrón claro, diría beige. Ella lo apreciaba mucho, lo quería un montón y lo llevaba con ella a todos lados.
Un día Betty estavba jugando con sus amigos y a uno de ellos se le ocurrió entrar al cementerio. Élla no quería, pero como todos decidieron entrar, no tuvo más remedio que hacerlo también. El cementerio estaba oscuro, con neblina, daba miedo. Betty estaba muy asustada, pero sus amigos le decían que no se preocupara.
Los chicos, muy asustados, empezaron a pasear por el cementerio, para investigar, cuando se cruzaron con una tumba extremadamente grande con un epitáfio que decía " Humphred Berhman, nació, vivió y murió como un soldado de las Fuerzas Armadas". Los chicos quedaron impactados con la tumba.
Uno de los niños tocó la tumba y de repente el piso tembló y salió una mano huesuda, sangrentada y con mucha tierra. Luego todo el cuerpo salió de debajo de la tierra. Era un cuerpo esquelético cubierto con sangre y con agujeros negros en los ojos. El esqueleto miró a los chicos y se les acercó. Betty gritó con todas sus fuerzas, pero sólo se escuchaba el eco.
A la mañana siguiente, los padres de los chicos empezaron a buscarlos, pero no pudieron encontrarlos. Nunca se supo qué pasó con ellos ni con el esqueleto"

María, muy asustada con el relato de su padre, salió corriendo y gritando a buscar a su mamá. Ella la tranquilizó, y después de cantarle algunas canciones para dormir, logró hacer que María se duerma, lo que John, el padre, no pudo lograr.

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